La fobia social (o trastorno de ansiedad social) se caracteriza por un miedo intenso, persistente y excesivo en respuesta a una o más situaciones sociales o actuaciones delante de los otros en las cuales la persona se ve expuesta a gente desconocida o al posible escrutinio por parte de los demás. La persona teme ser observada, actuar de un modo que sea humillante o embarazoso o mostrar síntomas de ansiedad con resultados similares. Las situaciones sociales o actuaciones en público temidas se evitan o se soportan con una ansiedad o malestar intensos. La fobia interfiere marcadamente en la vida de la persona o produce malestar significativo.
Cómo diagnosticar la fobia social
En los niños la ansiedad puede manifestarse en forma de lloros, berrinches, abrazos, quedarse paralizado o retirarse de situaciones sociales con gente desconocida.
La edad media de inicio suele ser los 15 años. La adolescencia es un período muy crítico ya que la persona va a ser sometida a un proceso de evaluación por el resto de miembros de su grupo de iguales. Ésta puede aparecer bruscamente tras una experiencia estresante o humillante, aunque es más frecuente que aparezca de forma más lenta en respuesta a varios tipos de experiencia.
La fobia social representa el 20-35% de los trastornos fóbicos y la prevalencia en la población general es del 2% según los recientes estudios científicos en la población europea. Se observa también que la mujer la padece más, así como aquellos que pertenecen a un menor nivel socioeconómico.
En la población general existe una susceptibilidad en la especie humana a la crítica y a la desaprobación social. La mayoría experimentamos ansiedad en algún momento, especialmente en la adolescencia. Esta ansiedad social no es igual de frecuente, intensa y duradera en todos. Se necesita, además, la interacción de ciertos factores biológicos y psicológicos, observación de experiencias sociales negativas o de ansiedad social en los padres o personas allegadas. Tener unos progenitores sobreprotectores, muy exigentes, poco o nada afectuosos; la falta de experiencias sociales y/o la carencia de habilidades sociales son algunos de los factores que más se repiten en los diagnósticos.
Cómo se trata la fobia social
En primer lugar, lo imprescindible es hablar con el médico acerca de los síntomas. El médico debe realizar un examen para asegurarse de que los síntomas no son causados por algún problema físico. Además, es posible que el médico mande al paciente a ver a un especialista en salud mental. Por lo general, la fobia social se trata con psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos.
Psicoterapia
La llamada terapia cognitiva-conductual (TCC) es especialmente útil para tratar la fobia social. Le enseña a la persona con fobia social otras formas de pensar, comportarse y reaccionar ante distintas situaciones para que sienta menos ansiedad o temor. Además, sirve para ayudar a aprender y a practicar cómo desenvolverse socialmente.
Medicamentos
Los médicos también pueden recetar medicamentos que ayudan a tratar la fobia social. Los medicamentos que se recetan con más frecuencia son los ansiolíticos y los antidepresivos.
Ansiolíticos
Los medicamentos ansiolíticos son medicamentos fuertes que sirven para tratar la ansiedad. Existen diferentes tipos, muchos de los cuales comienzan a trabajar de inmediato. Sin embargo, por lo general, no se deben tomar por períodos largos de tiempo.
Antidepresivos
Los antidepresivos se usan para tratar la depresión, pero también sirven para tratar la fobia social. Probablemente se recetan con más frecuencia que los medicamentos ansiolíticos para tratar la fobia social. Los antidepresivos pueden tardar varias semanas en hacer efecto. Algunos pueden causar efectos secundarios, como dolor de cabeza, náuseas o dificultad para dormir. Para la mayoría de las personas, estos efectos secundarios no suelen convertirse en un problema, especialmente si se comienza con una dosis baja y con el tiempo se va aumentando lentamente. Hable con su médico acerca de cualquier efecto secundario que tenga.
Hay un tipo de antidepresivo, llamado inhibidor de la monoaminooxidasa (IMAO), que es particularmente eficaz para tratar la fobia social. Sin embargo, este tipo de medicamento pocas veces se utiliza como la primera opción de tratamiento dado que cuando se combinan los IMAO con ciertos alimentos u otros medicamentos pueden causar efectos secundarios peligrosos.
Es importante saber que, aunque los antidepresivos pueden ser seguros y eficaces para muchas personas, también pueden ser riesgosos para otras, en especial para los niños, adolescentes y jóvenes. A los antidepresivos se les ha agregado una advertencia de recuadro negro, el tipo de advertencia más grave que puede tener un medicamento recetado en los Estados Unidos. Estas etiquetas advierten a las personas que los antidepresivos pueden causar pensamientos suicidas o intentos de suicidio. Toda persona que tome antidepresivos debe ser supervisada de cerca, especialmente al comenzar un tratamiento con estos medicamentos.
Otro tipo de medicamento, el betabloqueador, puede ayudar a controlar algunos de los síntomas físicos de la fobia social, como sudor excesivo, temblores o latido acelerado del corazón. Generalmente se recetan cuando los síntomas de la fobia social aparecen en situaciones específicas, como con el “miedo escénico” o temor de aparecer ante un público.
A algunas personas les va mejor con la terapia cognitiva-conductual, mientras que para otras son mejores los medicamentos o una combinación de las dos terapias. Hable con su médico sobre cuál es el mejor tratamiento para usted.