Ser una persona transgénero o transexual

Los casos de Carolina y Ellen muestran cómo han vivido estos niños, hoy adultos transgénero, su paso a una nueva identidad sexual, nunca fácil para ellos.

Carolina con 14 años no comía y se hacía cortes porque no quería que su cuerpo fuera creciendo.

Ellen una semana fue vestida de niño al colegio y todos la trataban de marimacho, gay, rara… “me di cuenta que cuando me disfrazaba y vivía mi vida de una manera diferente era cuando estaba más feliz”.

La disforia de género la padecen las personas que tienen la convicción de pertenecer al sexo opuesto al que nacieron, con una insatisfacción mantenida por sus propios caracteres sexuales primarios y secundarios, con un profundo sentido de rechazo y un deseo manifiesto de cambiarlos médica y quirúrgicamente. También desean la rectificación de su identidad sexual legal en sus documentos. Otra forma de denominar la disforia de género es hablando del Síndrome de Harry Benjamin (Goiar, Sannier y Toulet, 2005). El sentimiento de pertenecer a un determinado sexo, a nivel biológico y psicológicamente, se llama identidad de sexo o de género.

niña transgénero

Diferenciación de sexos 

Muchas de estas personas, mujeres y hombres, se sienten atrapadas en sus cuerpos, pero no tienen trastornos psiquiátricos que distorsionen la percepción de la realidad. Son personas que necesitan ser aceptadas social y legalmente en el género que han elegido.

Un aspecto a tener en cuenta es la diferenciación entre sexo biológico, psicológico y social:

  • Sexo biológico: es la suma de todos los elementos sexuales del organismo.
  • Sexo psicológico: es cómo la persona se percibe de un sexo u otro.
  • Sexo social: se refiere al género o sexo público de un individuo percibido por otras personas, puede ser de mujer u hombre.

Etapas en el proceso de reasignación de sexo

Las fases que toda persona transexual pasa y su duración en el proceso de reasignación de sexo varía según el individuo.

    1. Etapa de diagnóstico y psicoterapia: la lleva a cabo un psicólogo o psiquiatra y su duración oscila entre los tres y seis meses. La atención psicoterapéutica comprende la escucha psicológica y la realización de pruebas psicotécnicas hasta llegar a realizar un informe definitivo de diagnóstico. Es aconsejable que esta etapa se mantenga a lo largo de todo el proceso, ya que la persona puede necesitar apoyo en algún momento para sobrellevar posibles complicaciones sociales y/o físicas.
    2. Etapa de valoración endocrinológica y tratamiento hormonal: se lleva a cabo por un endocrino y su duración va del año y medio a dos años. El profesional médico endocrino supervisará la hormonación, que es esencial para que se produzca el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios del sexo que se siente y que deberá mantenerse el resto de su vida, ya que suplirá las hormonas que producirá su cuerpo.
    3. Realización de un estudio de la experiencia de vida real del sujeto durante el tratamiento. 
    4. Fase de cirugía de reasignación de sexo: se lleva a cabo por un cirujano plástico, ginecólogo y urólogo.
    5. Control y seguimiento: lo llevará a cabo el endocrino durante toda la vida del sujeto.

El trabajo del psicólogo

Desde la vertiente de la psicología clínica os comentaré qué trabajo se lleva a cabo por parte del psicólogo, el cual es fundamental para el diagnóstico y apoyo terapéutico posterior al proceso de reasignación de sexo

En la primera etapa terapéutica se realiza la evaluación psicológica, esta supone un proceso prolongado y complejo que debe ser controlado de manera rigurosa, utilizando el tiempo que sea necesario. El psicólogo recaba información individual del desarrollo de la identidad de género y analiza la situación personal del paciente en los distintos ámbitos de su vida: laboral, social, familiar y personal. El terapeuta además lleva a cabo el diagnóstico diferencial con otras patologías, así como la determinación de una posible comorbilidad con otros trastornos. Entre otras de sus funciones está el descartar la existencia de psicopatologías que pudieran contraindicar el inicio del proceso de reasignación de sexo, ya que hay que tener en cuenta que las intervenciones hormonales o quirúrgicas a las que puede verse sometido el sujeto pueden causarle un trauma o sufrimiento psíquico.

representación simbólica del funcionamiento del cerebro

El apoyo psicoterapéutico posterior a la reasignación de sexo se centra en ayudar en la propia definición de la identidad de género, facilitando los procesos de adaptación social de la persona transexual y dotarle de recursos para hacer frente a posibles situaciones de rechazo social o discriminación.

Pruebas diagnósticas

Una de las pruebas de diagnóstico más conocidas hasta ahora es la Escala Cross-Gender, elaborada por Bockting y Coleman (1993). Se trata de un cuestionario exclusivamente de diagnóstico. Hay también otro instrumento diagnóstico denominado EDIG (Escala de Diagnóstico de la Identidad de Género) para el diagnóstico y diagnóstico diferencial de un transgénero. La desventaja de estas pruebas es que no recogen aspectos relativos al contexto ni a la evaluación de su identidad, tampoco a las propias ideas del sujeto sobre la misma.

La Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero (WPATH) tiene unas normas de atención específicas para los sujetos transgénero. Según estas normas, una evaluación psicológica a una persona transgénero debe incluir:

  • Su identidad de género
  • Su disforia de género
  • La evolución y desarrollo histórico de esos sentimientos
  • El impacto de la identidad de género en su salud mental
  • La disponibilidad de apoyo social (familia, amigos, pareja, compañeros y de otras personas transgénero)
  • El descarte de otros diagnósticos que puedan explicar mejor la disforia o la identidad del sujeto.

Es decir, este proceso terapéutico ayuda a diagnosticar a una persona transgénero, permite evaluar posibles problemas presentes o que pueden aparecer en el proceso de cambio de género y determinar si la persona es idónea para recibir dichos tratamientos.

Las normas de la WPATH, en su última actualización de 2014, declaran que los profesionales especializados en salud transgénero deben asegurarse que antes de las intervenciones médicas, la persona demandante ha tomado una decisión plenamente informada, con expectativas realistas y que ha tenido en cuenta a la familia y el entorno social.

Existen cuatro áreas que todo psicólogo debe evaluar exhaustivamente: 

a) La presencia de trastornos de la conducta alimentaria que puedan producir una insatisfacción corporal.

b) La vigorexia: trastorno de la conducta grave, se ven delgados y débiles y realizan todo tipo de ejercicio para conseguir la musculatura deseada

c) La exploración de antecedentes psicopatológicos: depresiones, psicosis, consumo de tóxicos o alcohol..etc., podrían hacer al sujeto no apto para el tratamiento. 

d) Conocer el impacto del proceso por el que pasa un sujeto transgénero, incluyendo el pasado, el momento actual y sobre todo, el impacto previsible en el futuro.

Leyes españolas

La Ley 3/2007, de 15 de marzo, ha permitido que las personas transgénero puedan cambiar su sexo legal sin necesidad de pasar por un quirófano. Estas personas, gracias al cambio de la ley, podrán solicitar el cambio de identidad sin necesidad de una sentencia judicial. Para ello, la norma establece unos requisitos que deben cumplir

“a) Que le ha sido diagnosticada disforia de género.”

“b) Que ha sido tratada médicamente durante al menos dos años para acomodar sus características físicas a las correspondientes al sexo reclamado.”

Por otro lado, los tratamientos no serán un requisito necesario para cambiar su identidad en el registro cuando haya razones de salud o edad que imposibiliten un seguimiento y se aporte un certificado médico que lo indique.

En nuestro país ya se han aprobado leyes en las diferentes comunidades autónomas para que se garantice el derecho de los menores transgénero a expresar y desarrollar su personalidad durante su infancia y adolescencia conforme a su identidad. Estableciéndose así, medidas sanitarias, educativas y de atención social, garantizando la confidencialidad de los datos del menor y la adecuación de toda su documentación administrativa conforme a la identidad elegida.

Debemos todos tener en cuenta esta realidad social y laboral, y apoyar a todas las personas que decidan cambiar su identidad sexual, evitando todas las prácticas sociales discriminantes y/o transfóbicas.

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