Cómo afecta la ansiedad a las personas

Me ha parecido interesante empezar este artículo sobre la ansiedad mostrando varios casos  muy ilustrativos sobre cómo afecta a la vida de una persona el padecer ansiedad. Por respeto a las personas que han narrado su experiencia he intentado mantener la expresión textual original más no su identidad, los nombres que aparecen son inventados.

Caso de Cristina

De nuevo siento que la ansiedad se adueña de mí. Noto cómo quiere salir por cada poro de mi cuerpo, pero temo que lo haga y yo pierda el control. Siento que mis sentidos ya no son míos… que mi tacto, mi oído, mi vista me engañan. Siento que mi cuerpo y mi mente han dejado de trabajar para mí, y sólo son esclavas de mi ansiedad.

Mi ansiedad… ¿es mía o yo soy suya? Mi cuerpo se mueve, funciona. Sigo haciendo todo lo que tengo que hacer. Como, pero no tengo hambre, estoy en el trabajo pero no estoy trabajando, leo sin entender, estoy con gente pero mi cabeza está en otro lugar, duermo pero no descanso.

El amor, la amistad… sé que están pero no logro conectar con ellas. Mi cabeza no deja de dar vueltas, pero ni siquiera sé a qué. No dejo de oírme, pero no logro escucharme. Hay demasiado ruido en mi cabeza y todo va demasiado rápido fuera de ella. Me cuesta encontrar el equilibrio y una presión cada vez más fuerte me oprime el pecho. Mis huesos y mi cuerpo se quedan pequeños para tanto malestar. Siento que no cabemos en el mismo lugar, la ansiedad y yo. Y tengo que luchar para que la ansiedad no me robe lo que es mío: mis ganas de vivir, mis proyectos, mis relaciones, …

Sin embargo, no sé si soy sin ella. No sé si alguna vez he sido sin ella. Siento que voy subida a una nube… No soy consciente de usar mis pies para caminar. Siento que voy a desmayarme, pero tengo miedo de no ser yo la que despierte después, y que sea la ansiedad la que tome posesión de mi cuerpo. ¿Y si se lo carga todo? Intento hablar con ella y sólo veo a una niña asustada, que corre, grita, llora y se esconde cuando tiene miedo. Quiero hablar con ella, pero sólo me apetece esconderme también y llorar… No dejo de llorar, pero no cae ninguna lágrima. Ya no me quedan lágrimas.

Tengo recursos. Sé que los tengo. Tengo un archivo mental lleno de recursos leídos y aprendidos.

Caso de Pedro

Mi primera experiencia de pánico ocurrió durante la primera semana de colegio. Los profesores se paraban en los pasillos. «Eleanor, ¿estás bien?», me preguntaban entre susurros con olor a café; yo era el plato especial de la semana. Pero unos días más tarde, ocurrió algo. Una tarde, empecé a sentir náuseas en clase de biología. Se me entumecieron las manos y sentí como si la cabeza estuviera a punto de romperse como un huevo. Era una sensación completamente desconocida para mí, de la que no tenía ninguna referencia. Fui al baño y allí, durante unos minutos, mi cerebro y mi cuerpo no parecían míos. Parecía que iba a vomitar, pero no salió nada. Lo único que sentía eran oleadas de una presión nauseabunda desde la cabeza hasta los pies. Luego vino un temor frío y oscuro que nunca antes había experimentado: me daba vueltas la cabeza y las paredes parecían de plastilina que se derretía. Absolutamente nada de lo que ocurría en mi cuerpo o a mi alrededor tenía sentido. Era una posesión, pura y simplemente . ¡ Qué coño me estará pasando, me estaré muriendo!

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es la combinación de pensamientos y reacciones fisiológicas propias, relacionadas con el miedo a que ocurra algo malo que escapa a nuestro control.

Existen dos tipos de ansiedad, la adaptativa y la patológica. La primera es vital para la supervivencia ya que nos permite estar alerta ante situaciones de peligro. Por ejemplo, si nos quedásemos tirados en el medio de la noche en una autopista, perdidos en un bosque, un túnel , etc..lo más probable es que al caer la noche no podamos conciliar el sueño de la misma manera que si estuviéramos en nuestra casa ya que nuestro celebro nos ordenará permanecer alerta. Una vez, pasado el peligro, esa ansiedad desaparecerá. La segunda, es la ansiedad patológica,  como ejemplos de esta hemos ejemplificado arriba los casos de Cristina y Pedro. La ansiedad surge ante situaciones comunes del día a día y no desaparece.

En mi caso me considero una terapeuta humanista, es decir, considero al ser humano como un todo, sabiendo que existen múltiples factores que intervienen en la salud mental, en su crecimiento personal y en su autorrealización. Entre ellas convergen e interrelacionan aspectos como las emociones, los sentimientos, el cuerpo físico, la conducta, nuestros pensamientos..que permiten que el individuo se encuentre consigo mismo. 

Consejos para afrontar la ansiedad

Una obra de obligada lectura si deseamos conocer más profundamente sobre el tema de la ansiedad, es la obra del director de la prestigiosa revista  The Atlantic,  Scott Stossel “ La Ansiedad “ . En su libro combina un relato testimonial de su vivencia de la ansiedad y de cómo esta ha marcado su vida desde su infancia con una narración que podría considerarse periodismo de investigación. Scott realiza una minuciosa, exhaustiva y profunda investigación en todas las áreas  que toca el enigma de la ansiedad. 

A continuación me gustaría proporcionar algunos consejos que nos permitirán entender la ansiedad y cómo podemos afrontarla, y si con ellos no nos es suficiente para mitigar su impacto en nuestras vidas debemos acudir a pedir ayuda a un profesional especializado en trastornos de ansiedad.

  • Cambie el foco de su atención: Deje de autoescanearse, chequearse, comprobar sus constantes vitales para decidir si es capaz de afrontar el mundo que le rodea. Cuanto más centre la atención en lo que no desea que ocurra, más aumentará la probabilidad de que suceda. 
  • Háblese a sí mismo en otro idioma que no sea siempre: estoy agobiado, tengo miedo, no puedo, no estoy preparado, me tiemblan las piernas, tengo el corazón a mil, me voy a morir etc. Deje de tener una expresión catastrofista que sólo constata su inseguridad.
  • Deje de vivir pensando en todo momento en la ansiedad: como si no hubiese nada más. Deje de actuar con la ansiedad como si fuese su idilio, todo el día hablando de ella y teniéndola presente . Su mundo es más que la ansiedad, deje de darle ese poder sobre usted.
  • Propóngase convertirse en un aventurero: la vida es para vivirla, descubrirla y disfrutarla, aunque en ciertos momentos debamos pasar por momentos desagradables. Salga de su zona de confort y verá que se abren nuevas experiencias que le harán ser una persona más segura y feliz.
  • Deje de darle una y otra vez a los mismos temas y pensamientos: pase a la acción y propóngase hacer lo incompatible con la respuesta de ansiedad que siente. Reír, relajarse, pensar en positivo, desdramatizar, tener amigos y disfrutar le ayudará a ser más feliz.

Las personas que no corren ningún peligro son aquellas que dejan de vivir por desear tenerlo todo bajo su control. Protegerse e inmovilizarse no es la solución a su ansiedad.

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