En la actualidad, uno de cada diez adolescentes entre 10 y 17 años presenta un uso problemático de las pantallas. El acceso constante a internet, redes sociales, videojuegos o entretenimiento en línea puede afectar directamente su bienestar emocional y su salud mental.
Aunque el contexto económico no parece influir de forma directa, el estado emocional del menor sí guarda una estrecha relación con el uso excesivo de dispositivos. Los jóvenes entre 10 y 14 años son especialmente vulnerables al impacto negativo de la exposición prolongada a las pantallas.
Diferencias entre chicos y chicas en el uso de pantallas
Estudios recientes revelan una clara diferencia entre ambos géneros.
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- Las chicas tienden a pasar más tiempo en redes sociales, chats y aplicaciones de mensajería como Instagram o WhatsApp, donde la comparación constante y los cánones de belleza pueden afectar su autoestima.
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- Los chicos, por su parte, dedican más horas a los videojuegos, lo que incrementa el riesgo de aislamiento y pérdida de rutinas saludables.
Mientras las chicas están más expuestas al ciberacoso o la presión social, los chicos suelen presentar mayor dependencia a la estimulación digital y a la competitividad en línea.
Síntomas de una posible adicción a las pantallas
Reconocer las señales de advertencia es clave para actuar a tiempo. Algunos de los síntomas más comunes son:
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- Dolores de cabeza frecuentes.
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- Alteraciones del sueño o insomnio.
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- Irritabilidad o ansiedad cuando no pueden conectarse.
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- Aislamiento social y pérdida de interés por otras actividades.
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- Bajo rendimiento escolar por falta de concentración.
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- Sedentarismo y cambios de peso.
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- Problemas de alimentación o abandono de la higiene personal.
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- Estrés, sentimientos de vacío o culpa tras largas horas conectados.
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- En casos graves, pueden aparecer pensamientos depresivos o ideación suicida.

Un problema global: la adicción digital en cifras
La incidencia de adicción a las pantallas varía según el país. En Asia —especialmente en China, Corea y Japón— los estudios señalan que hasta el 30% de los jóvenes muestra comportamientos adictivos relacionados con la tecnología.
Esta cifra contrasta con los porcentajes más bajos en los países occidentales, pero sirve como alerta global sobre la necesidad de educar y prevenir desde la infancia.
Prevención: la clave para un uso saludable
La prevención es la herramienta más eficaz para mantener una relación sana con la tecnología. Padres, educadores y profesionales de la salud deben fomentar hábitos digitales equilibrados desde la niñez.
A continuación, algunos consejos psicoeducativos para promover un uso responsable de las pantallas:
1. Sé un ejemplo digital
Los adultos deben modelar el comportamiento que esperan de los menores. Evita el uso excesivo del móvil y prioriza actividades presenciales, deporte o tiempo al aire libre.
2. Establece límites claros
Define tiempos de uso y fomenta el diálogo sobre las consecuencias del consumo excesivo. Es importante que los adolescentes comprendan el motivo de las normas.
3. Crea espacios sin pantallas
Designar zonas libres de tecnología (como el comedor o los dormitorios) ayuda a reforzar la conexión familiar y la comunicación cara a cara.
4. Evita el uso simultáneo de varios dispositivos
Ver la televisión mientras se navega por el móvil o se usa el ordenador multiplica la distracción y reduce la concentración.
5. Promueve un uso creativo
Las pantallas no solo deben ser fuente de ocio. Motiva a los jóvenes a usarlas para crear, aprender o desarrollar nuevas habilidades.
6. Retrasa el primer contacto digital
Cuanto más tarde se introduzcan los dispositivos, mejor. La madurez emocional es clave para gestionar su uso.
7. Supervisa el contenido
Asegúrate de que los niños y adolescentes accedan a contenidos apropiados para su edad y evita la exposición a material inadecuado.
Herramientas útiles para un control digital saludable
Además de la educación y los límites, existen herramientas tecnológicas que ayudan a regular el tiempo de pantalla:
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- Apple Screen Time: permite controlar el tiempo de exposición y restringir contenido inadecuado.
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- Clockify: rastrea el tiempo que se pasa en distintas apps y recuerda tomar descansos.
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- Toggl Track: ideal para mejorar la organización y aprovechar mejor el tiempo.
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- Unglue: permite establecer temporizadores y bloquear aplicaciones.
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- Family Time: programa horarios sin pantallas, como durante las comidas o reuniones familiares.
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- DeadSpace: app de meditación para reducir el estrés y mejorar la concentración.
La relación de los adolescentes con la tecnología no tiene por qué ser negativa si se gestiona de forma adecuada. Educar en el uso consciente y equilibrado de las pantallas es una tarea compartida entre familias, escuelas y sociedad.
Promover un entorno digital saludable es el primer paso para garantizar el bienestar emocional y mental de las nuevas generaciones.
Los seres vivos tenemos la necesidad de relacionarnos. Todos necesitamos el apego, el vincularnos con los demás. No somos seres únicos: vivimos en sociedad y el relacionarnos con los demás nos enseña un componente cultural de respeto, de preservación de la especie, y de hábitos que en cada sociedad se marcan de forma distinta. El otro no está para complementar o llenar un vacío -no somos de nadie-, sino para ayudarnos a crecer, porque de lo contrario aparecería la dependencia, la falta de seguridad. De hecho, los mitos románticos son distorsiones de lo que es el amor. Para dar amor, primero te tienes que querer a ti mismo.