La ansiedad, el mal de este siglo

Scott Stossel escribió en su libro Ansiedad, miedo, esperanza y la búsqueda de la paz interior:

“Mi boda no constituyó la primera ocasión en que sufrí una crisis de ansiedad, ni tampoco fue la última. Me he quedado paralizado de un modo mortificante en medio de conferencias y presentaciones públicas, he dejado plantada a más de una cita, he tenido que salir de exámenes y he sufrido crisis nerviosas en entrevistas de trabajo, en viajes en avión, en tren y en coche e incluso caminando por la calle, leyendo un libro, tumbado en la cama, hablando por teléfono, sentado, etc.”

La ansiedad es un problema de salud psicológica grave que se debe consultar con un psicólogo especialsita en ansiedad. A pesar de ello, se considera normal cuando se manifiesta, por ejemplo, horas antes de una entrevista de trabajo, momentos previos a la realización de un examen, instantes antes de someterse a una intervención quirúrgica, el nacimiento de un hijo, sufrir graves problemas económicos etc. En tales casos, la ansiedad actúa como una señal que te prepara para afrontar el reto y, aunque no se supere, favorece la adaptación a las nuevas condiciones de vida.
Cuando la reacción de lucha o huida se activa inapropiadamente, es decir, cuando nuestro cuerpo se activa sin que haya un objeto justificado o de forma desproporcionada en relación a la magnitud de la amenaza, es cuando podemos encontrarnos ante una ansiedad de carácter patológico. El problema es cuando no asociamos la ansiedad con ese mecanismo de reacción. Cuando se prolonga en el tiempo sin que exista una amenaza real y se convierte en una patología.
Hoy sabemos que hay personas con mayor predisposición a sufrirla por cuestiones genéticas, que el entorno social puede provocarla y por supuesto, la vida de cada uno. Pero durante los últimos años la ansiedad ha trascendido la puerta de las consultas médicas hasta convertirse en una epidemia social. La ansiedad es el fenómeno psicológico dominante de nuestra época

En España somos líderes mundiales en el consumo de ansiolíticos como el Trankimazin. Este mal y sus consecuencias nos cuesta el 2% de nuestro PIB anual. 

Consumo de ansiolíticos

Por qué aparece la ansiedad

La ansiedad la provocan nuestros propios pensamientos. Y estos no tienen por qué ajustarse a la realidad. Ni siquiera es un trastorno nuevo, una dolencia que haya surgido con el progreso. Ya aparecía reflejada en los escritos de Hipócrates y sus discípulos, durante décadas se habló de ella metida en otras categorías, como fobias, y ya se sabe que es lo mismo que aquella sensación tan existencialista del terror filosófico ante el vacío de la angustia. Sólo que no necesitamos ponernos en esa coyuntura para sufrirla.
Veamos las cifras en relación con los trastornos de ansiedad: 

  • Se calcula que más de un 20% de las personas sufrirá una crisis de ansiedad en algún momento de su vida.
  • De las que aproximadamente un 9 % desarrollarán un trastorno de pánico.
  • Entre un 15 y un 30 % de los pacientes aquejados de pánico presentan fobia social; un 8 y 10 % sufren trastorno obsesivo compulsivo; la fobia específica se da entre el 10 y el 20 % de los pacientes y el trastorno por ansiedad generalizada el 25% (DSM-IV).
  • Dos de cada 3 personas serán mujeres.
  • Un 7,5 % de la población sufrirá algún tipo de fobia relacionada con el miedo al miedo (fobia social, claustrofobia, agorafobia, etc.).
  • Muchos pacientes con trastorno de pánico desarrollan rasgos hipocondríacos. Asimismo pueden darse casos de abuso de sustancias y alcohol como estrategia para aliviar la ansiedad.

Cómo combatir la ansiedad

La búsqueda de alternativas a los fármacos o de complementos, así como el aumento de estos trastornos, ha propiciado también el auge de otros métodos para combatir la ansiedad. Ejercicios como el yoga, técnicas como la meditación o las prácticas que tienen que ver con ese concepto del mindfulness de cuidar la mente como ya se sabe desde hace años que hay que cuidar el cuerpo, han atraído también la atención sobre la ansiedad.
No se trata sólo de vivir en un mundo real de continuos cambios y sumido en la incertidumbre: la elección de Trump, el Brexit, el terrorismo yihadista, las secuelas de la crisis económica, etc. También de habitar ese otro mundo digital, de las nuevas tecnologías, que nos ofrece tanto posibles soluciones a este problema como gasolina para alimentar su fuego. Una nueva realidad cuyas consecuencias aún no se pueden medir bien científicamente pero que ya se intuyen.

Falta de aire

Hay muchos síntomas que pueden indicar un caso de ansiedad. Cómo cada persona es única, el tipo, intensidad y frecuencia de los síntomas pueden variar mucho, pero aquí están algunos de los principales síntomas:

  • Escalofríos y frío.
  • Dolor en el pecho.
  • Fatiga crónica.
  • Necesidad de azúcar, caramelos o chocolate.
  • Palpitaciones.
  • Tics nerviosos.
  • Entumecimiento y hormigueo, pérdida de la sensibilidad.
  • Tensión y el dolor muscular persistente.
  • Necesidad frecuente de orinar.
  • Preocupaciones exageradas sobre la salud, el dinero, la familia o el trabajo.
  • Dificultad para respirar.
  • Mareos.
  • Pensamientos, melodías y conceptos persistentes.
  • Vacío emocional.
  • Preocupaciones, tensiones o temores exagerados (la persona no puede relajarse, llegando a sufrir de insomnio). 
  • Falta de control sobre los pensamientos, imágenes o actitudes que se repiten independientemente de la voluntad.
  • Exagerado miedo a morir o al peligro inminente.

Consejos para controlar la ansiedad

Practicar ejercicio físico, caminar al menos media hora unas tres veces a la semana puede ayudar a lidiar con la ansiedad. El momento de caminar, además de ser un ejercicio para el cuerpo, también suele ser un descanso para la mente en forma de meditación activa. Una caminata de media hora es un movimiento repetitivo, que relaja el cerebro y “refresca la cabeza” de pensamientos negativos. El ejercicio ayuda a aumentar la producción de serotonina, neurotransmisor que es liberado en el cerebro y que aumenta la sensación de placer. Pero también hay otras cosas que puedes hacer

  • Controlar la respiración. Esto lo puedes hacer al inhalar lentamente por la nariz con la boca cerrada. Inhala y deja que el abdomen se expanda, es decir, que el aire llene tu vientre y tu pecho. Luego exhala lentamente, expulsando el aire por la boca. Esto lo puedes hacer en cualquier momento y lugar.
  • Practicar YOGA. Nos ofrece la posibilidad de aprender a controlar la mente y el cuerpo al mismo tiempo. Este control, que se obtiene a través de una combinación de técnicas de respiración, meditación y movimientos del cuerpo, resulta en un aumento de la flexibilidad, fortalecimiento de los músculos, mayor vitalidad y más control sobre el estrés.

Practicar Yoga

  • Aromaterapia. Los aceites esenciales de aromaterapia inducen cambios en el estado de ánimo, dando una sensación de bienestar y reduciendo el estrés. El tratamiento con aromaterapia se puede hacer a través de baños, masajes y la inhalación de aceites esenciales relajantes y vigorizantes.
  • Una buena alimentación. Cuanto más rica y nutritiva es la comida, mejor. Un cuerpo y cerebro bien alimentados da mucho menos espacio a enfermedades como la ansiedad. Para controlarla comemos alimentos que son fuente de triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, como el plátano y el chocolate. Pero debe hacerse con moderación, para no subir de peso. Otra técnica es ingerir el triptófano en cápsulas junto con la vitamina B6 y el magnesio. La taurina y la glutamina son otros aminoácidos que también pueden ayudar porque aumentan la disponibilidad de un neurotransmisor llamado Gaba, que el cuerpo utiliza para controlar la ansiedad fisiológicamente. También se pueden tomar en forma de cápsulas, pero sólo bajo supervisión de un experto.
  • También existen tipos de tés, aunque muchos de ellos tienen sustancias que actúan como sedantes leves y pueden ayudar a controlar la ansiedad diaria. Las plantas más conocidas y estudiadas con esta acción son la pasiflora, melisa, flores de bach, manzanilla y valeriana.
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